Un prominente intelectual de izquierda hace apología del culto guadalupano.
Me entristece que tantos mexicanos desprecian su propio pueblo y tradiciones. Prefieren el #BuenFin a la #VirgenDeGuadalupe. Venerar a la Virgen es amar a la patria, tener esperanza en un nuevo amanecer y seguir el ejemplo de lucha libertaria de #MiguelHidalgo. #YoSoyGuadalupano pic.twitter.com/hNr2yUa7Pm
— John M. Ackerman (@JohnMAckerman) 12 de diciembre de 2017
A tiznar a su madre Juárez y todo aquello del «opio de los pueblos», si a la gente le gusta irse de rodillas a La Villa cada 12 de diciembre, nosotros no somos nadie para impedirlo. Es más, hasta nos conviene esta «tradición».
Poco después, una de las primeras cosas que hace Andrés Manuel López Obrador al anunciar su campaña es aliarse con el Partido Encuentro Social, institución evangélica que se niega a reconocer el matrimonio entre personas del mismo género y que condenan cualquier cosa que se salga tantito de sus prehistóricos ideales cristianos.
Tan mal visto es ese “matrimonio contra natura” que tanto Elena Poniatowska como Jesusa Rodríguez se la pasaron toda la ceremonia mostrando letreritos de “Fuera el PES”.
No sólo eso, durante el registro en el INE una persona desplegó una bandera LGBTTT y encaró a Yeidckol Polevnsky acusándola de aliarse con partidos de intereses cristianos.
Ante las protestas el propio Peje aseguró que “ser guadalupano y juarista no es una contradicción”.
Lo curioso es que muy poco tiempo antes los propios militantes de Morena lanzaron todo tipo de críticas a la alianza entre PAN y PRD; la frase susodicha “contra natura” fue acuñada por el propio López Obrador.
Sin duda estamos viviendo tiempos donde las ideologías dejan paso a la necesidad del poder; un pragmatismo que cae en la paradoja.